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Los Kawesqar

Porque el bote se llama Kawesqar? Mi mama me contó que cuando viajó a Punta Arenas a los 7 años (1943) tubo un fugaz encuentro con los Kawesqar: “El Vapor bajo la marcha y un bote con una familia adentro se acerco, mi abuelo me dio unos clavos y yo se los mande por un cordel a la mujer y ella me regalo un canasto”. ​ Este relato siempre ha resonado en mis oídos y me ha hecho interesarme especialmente en esta tribu de canoeros de la Patagonia, que navegaban con gran maestría  en el lugar más remotos de la tierra. Con este recuerdo, bautice mi bote en honor a estos grandes navegantes y hoy me ciento con la obligación de dar testimonio de su forma de vida, su historia y cultura, es por esto que me he propuesto ser un aporte en la difusión del pueblo Kawesqar. Pedro Valenzuela, Capitán

la Patagonia, se caracterizó por presentar dos grandes corrientes de poblamiento: los cazadores terrestres, en las áreas esteparias orientales y los canoeros marítimos, habitantes del medio boscoso y húmedo de los archipiélagos occidentales.
 
En la zona austral del continente Americano, habitaron 5 grandes grupos: Aönikenk, Kaweskar, Yámana, Selk’nam y Manekenk, mejor conocidos como Tehuelches meridionales, Alacalufes, Yaganes, Onas y Haush, respectivamente. Mientras las culturas Aönikenk y Kaweskar habitaban la Patagonia, los Selk’nam, Yámana y Manekenk habitaron en Tierra del Fuego. Estas sociedades fueguinas compartían varias similitudes, entre ellas el uso de la pintura corporal. Sin embargo fue la sociedad Selk’nam la que alcanzó la mayor complejización de ésta, probablemente debido a la función que ésta jugaba en el Hain.

Los kawashkar, también conocidos como kawashkar, 'kaweskar', alacalufes, alakaluf o halakwulup.

Vivieron entre el Golfo de Penas hasta aproximadamente Canal Cockburn, en la parte occidental de Tierra del Fuego, ocupando además casi todo el estrecho de Magallanes, hasta la entrada sur del Canal Sarmiento.

Fueron un grupo canoero nómade, cazador recolector. La embarcación principal parece haber sido la canoa de cortezas de árbol (preferentemente, coigüe), cosidas con nervios de ballenas, unas sobre otras y enmalladas a modo de concha, según la descripción de las crónicas históricas. De forma curva y puntiaguda y de longitud variable (entre 8 ó 9 metros), el hallef era impulsado por unos pequeños remos. Posteriormente, habrían adoptado la dalca chono (tablas cosidas con tendones y calafateadas con un emplasto de barro y vegetales) y, en épocas históricas, la canoa monoxila de tronco ahuecado, cuya fabricación es posible sólo con la tecnología europea (hachas de metal). Al centro de la canoa, el fuego siempre estaba encendido, sobre todo en forma de brasas para evitar que se consumiera, generando calor y permitiendo la cocción de los alimentos.

Los kawashkar habrían sido vistos por primera vez en 1526 por la expedición de Jofré de Loaysa. Hacia el siglo XIX la población kawashkar era aproximadamente de unos 4000 individuos.

Hacia fines de ese siglo, con la fundación del Fuerte Bulnes en 1843, Chile comenzó a incorporar real y gradualmente los territorios de Magallanes y de las Islas Australes. A partir de ese momento los contactos se hicieron constantes entre indígenas y colonos, incrementándose los conflictos y haciendo que las enfermedades contagiosas se instalaran, la población kawesqar descendió y, para fines de ese siglo, alcanzó 500 personas. Para 1925, la población había bajado a 150. En 1940, este grupo fue beneficiado por la Ley de protección al Kawashkar lo que se tradujo en la instalación de todos ellos en la isla Wellington, en Puerto Edén. Esto redundó en un exacerbado asistencialismo estatal y, por ende, en una transculturación mal planteada. La población kawashkar siguió bajando, en 1946 sumó 100 individuos; en 1953, 60 y 47 personas en 1971. Las precarias condiciones de vida en Puerto Edén impulsaron una importante migración en 1995 hacia Punta Arenas y hacia Puerto Natales.

 

fuente: Museo Chileno de Arte Precolombino

Sus adornos fueron collares de conchas y plumas. Su vestimenta, una corta capa de cuero amarrada al cuello, cuyo material varió según el territorio (lobo marino y venado, principalmente). La utilización de pintura corporal fue una costumbre muy común entre los pueblos kawashkar, yámana y selk’nam, aunque restringida a las ceremonias. Dibujaban en su rostro y cuerpo rayas y motivos geométricos de distintos colores. Cuando los hombres kawashkar iban a ser padres se cubrían de color rojo y se adornaban con plumas blancas el hombro derecho y el pecho.

La cosmovisión kawashkar se basaba en la creencia de un ser supremo, solitario e independiente, Xolás. Creador de todo, de las tradiciones y la moral, Él dirige la acción humana. Los sueños serían el nexo con el ‘más allá’. Existirían otros espíritus como Ayayema, espíritu maligno presente en todas las etapas de la vida.

El idioma Kawesqar


Cómo es el kawésqar, el idioma que solo hablan 8 personas en el mundo

y la carrera del lingüista Oscar Aguilera por salvarlo de la extinción.
Fernanda PaúlBBC News Mundo27 abril 2022 https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-60377613

 
EL IDIOMA KAWESQAR

Entre laberínticos archipiélagos australes —donde los vientos, las lluvias y el frío no dan tregua—, vivían los kawésqar.

El grupo nómada pasaba gran parte del día en sus canoas (o hallef) recorriendo los canales entre el golfo de Penas y el estrecho de Magallanes, rodeados de densos bosques y en busca de lobos marinos, nutrias, aves y moluscos para alimentarse.Los hombres eran los responsables de la caza terrestre (que incluía el icónico huemul ) y marítima, mientras las mujeres recolectaban mariscos mediante el buceo, para lo que cubrían su piel con grasa de lobo marino.

Pueblos originario Kawesqar


Al igual que el resto de los pueblos originarios que poblaron América hace miles de años, los kawésqar tenían su propia lengua, marcada profundamente por su geografía. Eso explica, por ejemplo, por qué tenían 32 maneras de decir "aquí".

Pero con el paso del tiempo y la llegada de los colonos a esta zona austral de Chile, denominada Patagonia Occidental, el grupo étnico sufrió una transformación brutal: no sólo abandonó su vida nómada —estableciéndose en Puerto Edén, una pequeña villa situada al sur del golfo de Penas—, sino que también relegó a segundo plano su idioma.
 
Y es que aprender español se volvió una necesidad para ellos y, así, poco a poco se llegó a un punto crítico: hoy, solo ocho personas hablan su lengua originaria.
 

Cuatro de ellas son ancianos. Tres nacieron en la década de 1960 —la última generación que adquirió la lengua desde la infancia—, y solo uno, que no es miembro del grupo étnico, lo habla: Oscar Aguilera.

El etnolingüista chileno de 72 años lleva casi 50 intentando salvar este idioma, registrando el vocabulario, grabando durante horas archivos sonoros y documentando el léxico.

 

 

¿Cuál es el origen de la lengua?

Los lingüistas e investigadores siempre intentan responder la misma pregunta: ¿de dónde vienen las lenguas de los pueblos, cuál es su verdadero origen?

 

En el caso del kawésqar —así como de muchas otros hablas indígenas—la respuesta aún no está clara.

 

Esto se explica en parte porque se le considera una lengua "aislada" o "no clasificada”.

 

Es decir, no forma parte de una familia lingüística ni tiene vínculos con ninguna otra lengua viva (como sí lo tiene, por ejemplo, el español, que procede del latín y es parte de las lenguas romances).

 

Al ser "aislada" es más difícil descubrir de dónde vienen sus palabras, su estructura o su gramática.

 

Aunque se cree que los kawéskar habitan la Patagonia Occidental hace unos 10 mil años, el primer testimonio que se conoce de su lengua aparece recién entre los años 1688 y 1689, elaborado por el aventurero francés Jean de la Guilbaudière.

 

Según el Museo Chileno de Arte Precolombino, hacia el siglo XIX su población alcanzaba las 4 mil personas, y la mayoría hablaba el idioma ancestral.

A fines del siglo XIX, sin embargo, su población descendió abruptamente a 500 personas y luego a 150 en la década de 1920.

 

Actualmente, hay cerca de 250 kawéskar en la región de Magallanes, pero son monolingües —hablan solo español— y no dominan la lengua de sus antepasados.

¿Cuál es el origen de la lengua?
Pueblos originario Kawesqar
Pueblos originario Kawesqar
¿Qué características tiene?
Pueblos originario Kawesqar

¿Qué características tiene?

Por sus características morfológicas, el kawéskar es una lengua aglutinante (al igual que el turco y otras) y polisinética; es decir, tiene "palabras, oraciones o frases" que no se pueden traducir con una sola palabra al español.

 

"No hay una equivalencia de uno a uno, como por ejemplo, el table inglés y el 'mesa' español. En kawésqar tenemos palabras como jerkiár-atǽl, un verbo que significa 'el movimiento que hace el mar de flujo y reflujo'", le explica Oscar Aguilera a BBC Mundo.

 

A pesar del amplio contacto de los kawésqar con los colonos, se resisten a aceptar préstamos del español. Así, han creado sus propias palabras para llamar, por ejemplo, a los aparatos han ido adquiriendo (como el televisor o el teléfono).

 

Las pocas palabras que se han adoptado del español han sufrido una "nativización"; es decir, una transformación a la fonética kawéskar.

 

Es el ejemplo de "barco", que se dice jemmáse pero también wárko. La "b" en castellano se reemplaza por la "w", pues no existe el sonido "b" en kawésqar.

Además, hay un lado cultural que, según Aguilera, "difiere notablemente de la manera en como nosotros nos expresamos”.

 

"Si el kawésqar no tiene certeza de lo que dice, no lo dice. Siempre usa el condicional. Culturalmente ellos rechazan la falta de veracidad, es sancionada por el grupo. La persona que miente se la señala con el dedo", explica.

 

Así, por ejemplo, los kawésqar nunca dirían que tal persona los llamó desde Londres. Como no tienen seguridad de que esa persona estaba en Londres (porque no lo ven), dirían "me habría llamado" desde Londres.

¿Por qué está en peligro de extinción?

Al ser hablado solo por ocho personas, está entre las lenguas que la Unesco considera en vías de extinción.

 

"El problema es que, en términos generales, no es una lengua práctica. Es mejor aprender español o estudiar inglés", dice Aguilera.

 

Según el experto, entre las razones que explican por qué el español penetró tan fuerte entre los kawésqar está la comercialización de sus productos con los nuevos habitantes de la zona.

 

Además, de acuerdo al especialista, se sentían discriminados por los pueblos aledaños, como los chilotes (habitantes de la isla de Chiloé).

 

"Los chilotes los miraban en menos e incluso se reían de cómo hablaban su idioma. Entonces ellos decidieron no hablar más su idioma en público, sino que solamente en la casa", explica el lingüista.

 

El Estado de Chile tampoco ha priorizado su rescate o sobrevivencia. Hasta el día de hoy no hay suficientes incentivos para revitalizar el idioma. La única escuela que hay en Puerto Edén, por ejemplo, enseña en español.

 

"Hay algunas personas que están haciendo esfuerzos por aprender la lengua, pero la falta de continuidad y persistencia, además de tratarse de una lengua gramaticalmente tan diferente del español, lo hace difícil para ellos", cuenta Aguilera.

¿Por qué está en peligro de extinción?
Pueblos originario Kawesqar

La fascinante historia de Oscar Aguilera

 
Pueblos originario Kawesqar
LA FASCINANTE HISTORIA DE OSCAR AGUILLERA

En el invierno de 1975, Oscar Aguilera emprendió una aventura que cambiaría su vida para siempre.

 

Siendo un joven inexperto, recién egresado de Filología Clásica, Germanística y Lingüística de la Universidad de Chile, decidió viajar a Puerto Edén, el lugar donde viven actualmente los kawésqar.

 

"Quedé muy impresionado porque me habían pintado un cuadro completamente distinto. Me imaginaba que me iba a encontrar con personas vestidas con pieles, casi con harapos, y viviendo en chozas icónicas. Pero no, ellos vivían en casas común y corrientes, y se vestían igual que yo", dice.

En ese viaje —que se extendió por todo el invierno— conoció a la familia Tonko, quienes lo ayudaron a comenzar con el registro de la lengua, compartiendo con él largas jornadas de grabación.

 

Al año siguiente, publicó un primer léxico que perdura hasta el día de hoy.

Oscar Aguilera (operando la grabadora) junto al equipo de investigación y un miembro kawésqar (el de más a la derecha) en Puerto Edén, 1975.

La fascinación de Aguilera con los kawésqar fue tal que siempre encontró razones para volver.

 

Y así es como decidió embarcarse en una segunda expedición, de la cual volvió con dos miembros de la comunidad a su casa en Santiago, donde vivía con sus padres y su abuela.

 

"Estuvieron viviendo con nosotros durante cuatro meses. Mi familia los recibió bien, los aceptaron", afirma.

 

Aguilera era en ese entonces profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Chile.

 

Cada tarde, cuando se acababan las clases, se quedaba con los dos kawésqar grabando parte de su léxico y registrando información etnográfica.

 

Luego, regresaron todos juntos a Puerto Edén.

 

"A mí me gustaba ir porque la lengua de una comunidad tiene un componente cultural muy importante. Así que me dediqué no solo a salvar el idioma sino también al rescate cultural que implica mucho más, toda la forma de vida y el testimonio propio de ellos", explica.

 

La mayoría de los kawéskar que conoció en esos viajes hablaban español pero con distintos grados de competencia. Los más ancianos, por ejemplo, solían tener más interferencia de su lengua materna, cometiendo errores como la no diferenciación entre el singular y el plural.

 

El académico reconoce que se enamoró de su gente.

"Hice todo lo contrario a lo que los libros de texto le recomendaban a un investigador:'Usted saque información, describa la lengua y váyase'. Yo me involucré con la comunidad", dice.

"Adopción mutua"

 

En los años 80, la relación entre Oscar Aguilera y los kawésqar se profundizó aún más cuando decidió adoptar a dos niños de la comunidad para que recibieran una buena educación en Santiago.

 

Los niños pertenecían a la familia de los Tonko. En total, eran ocho hermanos. Uno de ellos, José, amaba la lectura.

 

"Con el permiso de sus padres, le compré un pasaje a Puerto Montt y lo fui a buscar para irnos a Santiago. Ingresó a la escuela, al Liceo Alessandri, donde yo también había estudiado", cuenta.

Cuatro años después, el hermano de José, Juan Carlos, también se fue a vivir a Santiago con Aguilera. Vivían todos juntos en una casa que el académico arrendaba en la comuna de providencia.

 

"Yo los adopté. Es que su familia había sido muy buena conmigo, me recibieron siempre como si fuera parte de ellos. Así que en realidad fue una adopción mutua”.

 

Cuando cumplieron 18 años, José y Juan Carlos ingresaron a la universidad. El primero, estudió Trabajo Social y Antropología, y el segundo, periodismo.

Pueblos originario Kawesqar
Pueblos originario Kawesqar
Pueblos originario Kawesqar
Pueblos originario Kawesqar

"Ellos son mi familia"

Actualmente, los hermanos —que bordean los 60 años— viven en la ciudad de Punta Arenas, al igual que Aguilera, quien dicta seis cursos en la Universidad de Magallanes.

 

"Hasta el día de hoy ellos son mi familia. Es como si fueran mis hijos, me cuidan y yo los cuido”.

 

Ambos han trabajado con él en la ardua tarea de rescatar el idioma.

José es coautor de distintas publicaciones —como "Gente de los canales" (2019)—, y ha colaborado en la creación de un diccionario kawésqar-español, que aún no logran terminar.

 

Además, entre 2007 y 2010, redactaron un texto y un archivo sonoro que se encuentra hoy en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos, y en la Universidad James Cook, en Australia.

 

Sin embargo, el lingüista cree que aún falta mucho por hacer.

"Detrás de las lenguas hay un gran conocimiento y por eso se deben preservar, porque albergan información única sobre el medioambiente donde vive la gente que lo habla", dice.

 

De cara al futuro del idioma, su esperanza está depositada en la futura primera dama, Irina Karamanos.

 

Quizás su interés —dice— ayude a revitalizar realmente la lengua de quienes considera su verdadera familia.

 Jacques Cousteau en 1972, filma en la Patagonia Chilena
                                   en el minuto 29:  Puerto Eden y El pueblo Kaweskar

JACQUES COUSTEAU EN 1970 FILMA EN LA PARAGONIA CHILENA

En 1970 el reconocido científico Jacques Cousteau invita a Anelio Aguayo a acompañarlo en la navegación que tiene proyectada a los mares antárticos. Esto se concreta recién en el verano de 1972-1973 y Anelio forma parte de la tripulación del Calipso, convirtiéndose en el primer chileno en descender a 400 y a 800 metros de profundidad a bordo del Platillo Buceador, una especie de submarino autónomo que, para fines de investigación científica, llevaba esta embarcación.

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